El Renault 21 fue una de las berlinas que más dio que hablar en su momento. Ligero y potente, el R21 fue la envidia de la mayoría y la suerte de unos pocos. En la actualidad no sobreviven demasiados y sus cotizaciones no paran de subir.
En los años ochenta Renault era la marca de los «turbo». No era la primera en usarlos ni la que más partido sacaba de ellos en sus coches, algo que era terreno de Saab, pero sus éxitos en competición con sus Fórmula 1 turbo hacían que la marca del rombo sacase mucho provecho mediático de esta tecnología.
A mediados de la década la marca francesa tenía una versión sobrealimentada en todas sus gamas y todos causaban sensación: el Renault 5 Turbo, el Renault 11 Turbo, el Renault 18 Turbo, el Renault 20 Turbo diésel, el Renault 25 turbo … y, cómo no, nuestro protagonista de hoy, el Renault 21 Turbo.
En 1988 estaban de moda las berlinas de altas prestaciones y Renault lanzaba al mercado una versión sobrealimentada del Renault 21 con un excelente 2 litros turbo de 175 CV que se convertiría en objeto de deseo de muchísimos conductores. Sus prestaciones eran extraordinarias en un coche muy ligero y que sobresalía frente a sus rivales.
Renault 21 2L Turbo ABS: más letras imposible
El Renault 21 Turbo se diferenciaba del resto de R21 por un frontal con unos faros de doble parábola, una nueva parrilla, un paragolpes con un faldón inferior más bajo, un kit aerodinámico formado por el faldón, taloneras laterales, parachoques trasero y spoiler sobre la tapa del maletero, unas llantas específicas con un diseño imitando una turbina y una trasera repleta de letreros.
Aunque fue el Citroën CX el primer automóvil francés en instalar el ABS en 1986, en 1988 este elemento de seguridad setutorial siendo algo reservado a los modelos más altos de gama, así que los fabricantes lo solían poner de relieve a bombo y platillo. En la portezuela trasera de nuestro protagonista no cabían ya más letras: Renault 21 2L turbo ABS … casi nada.
Estéticamente los cambios eran todo un acierto y el R21 Turbo llamaba la atención por su estética deportiva que dejaba claro que no era una berlina cualquiera y su frontal era tan identificable que ya te ibas arrimando a la derecha cuando lo veías aparecer por el retrovisor.
Con 175 CV y 270 Nm de par, el Renault 21 Turbo era una de las máquinas más eficaces para hacer adelantamientos, pasando de 0-100 km/h en sólo 7,4 segundos y rozando los 230 km/h de velocidad punta, registros que todavía hoy son excelentes. Para ponerlo en su contexto, un Mercedes 190 5-16v de la época hacía el 0-100 en 7,6 segundos y todo un BMW M3 E-30 en 7,3 segundos.
El Renault 21 Turbo fase 1 se produjo durante poco más de un año y en 1989 llegaría la segunda fase, con una estética que perdió algo de agresividad y personalidad, pero que mantuvo las prestaciones y añadió la tracción total en las versiones Quadra que no aportaban demasiadas ventajas más allá de la motricidad en condiciones de baja adherencia, pero añadían peso a un coche muy ligero que no llegaba a los 200 kg en orden de marcha.
Renault 21 Turbo: unas butacas para tramos
El interior del Renault 21 Turbo también se diferenciaba del resto de la gama con un volante deportivo de 3 radios, un cuadro de instrumentos analógico (los TXE eran digitales) con más información y unos asientos envolventes que eran verdaderos sofás.
Aunque existía la opción de la tapicería de cuero y hacía que el interior del Renault 21 turbo pareciese un verdadero salón rodante, la de velour sujetaba mejor el cuerpo y eran comodísimos además de muy eficaces para evitar que el conductor y los pasajeros se moviesen más de la cuenta en los tramos revirados donde el 21 turbo sacaba más sonrisas a sus mandos.
Renault 21 Turbo: con temperamento
El Renault 21 turbo encandiló a los probadores de la época, que lo definían como una de las mejores berlinas deportivas del momento. Era ligero, potente y con mucho par motor, lo que hacía que se convirtiese en una catapulta de una curva a la siguiente.
La dirección era muy precisa y su comportamiento en curva era definido como excelente. Sólo había dos críticas sobre su respuesta y eficacia: los frenos, que no es que fuesen malos, es que el coche corría una barbaridad, y el retraso en la respuesta del turbo.
Los probadores de la época hablaban de dos motores bajo el mismo capó. El primero de ellos era el de una berlina convencional con una potencia en el entorno de los 120 CV de la época, de respuesta agradable pero tranquila. Todo cambiaba cuando hundías el acelerador con el motor por encima de las 500 rpm. A ese régimen los gases de escape tenían ya fuerza como para cargar al máximo la turbina y la tranquila berlina se transformaba en un caza de combate con la postcombustión a tope… pero con excesivo turbo-lag.
Renault 21 Turbo: coleccionable, pero…
El Renault 21 Turbo era un modelo bastante caro en la época y sus ventas no fueron millonarias, de modo que no es fácil encontrar ejemplares en la actualidad. Para colmo de males, las marcas francesas no destacan por su respeto a su pasado y encontrar recambios para este modelo es realmente complicado hoy en día, sobre todo elementos específicos del turbo, como el frontal, llantas, logotipos, etc.
Mecánicamente eran bastante fiables siempre que se respetasen los tiempos de calentamiento y refrigeración antes de darles candela y apagarlos, respectivamente, y se llevase un correcto mantenimiento con aceites de calidad. La mayoría de las averías se debían a un mal uso o a un abuso por parte del usuario.
Si te encuentras con un ejemplar en buen estado, no lo dudes, es un coche que quien lo ha probado no lo ha olvidado y sus cotizaciones está en auge. No es fácil encontrar buenos ejemplares y cuando aparecen no suelen bajar de los 000 euros, una cifra que todavía es accesible.
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